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domingo, 27 de abril de 2014

Autoevaluación de mi práctica cooperativa

Para realizar un análisis de mi práctica cooperativa, comenzaré respuesta a las cuestiones que se nos plantean en el cuestionario de referencia:
1. El trabajo en clase se organiza en grupos de entre 2 y 7 miembros: SÍ
2. Comenzamos por parejas para crecer luego hacia cuartetos y agrupamientos mayores: NO
3. Hay un objetivo común para cada grupo de estudiantes: SÍ
4. Trabajamos el desarrollo interpersonal y grupal además de los propios contenidos: SÍ
5. Los grupos se organizan de manera heterogénea (sexo, niveles de rendimiento, interés, diversidad cultural, etc.): SÍ 
6. En los grupos los alumnos se necesitan para llegar a una meta común: SÍ
7. El trabajo en grupo y el trabajo individual se complementan: SÍ
8. Cada miembro del grupo tiene información o tareas complementarias que aportar al grupo: SÍ
9. Se evalúa tanto a los estudiantes individualmente como al grupo en conjunto: SÍ
10. Se evalúa el trabajo realizado pero también el funcionamiento del grupo como equipo de trabajo: SÍ
11. Se usa para cualquier tipo de contenido y actividad (búsqueda de información, creación de un producto, evaluación, etc.): SÍ

Nota Aclarativa y reflexión personal:

    Las respuestas al cuestionario están dadas en base al desarrollo de un proyecto que he iniciado recientemente con los alumnos y para el nivel de 2º de ESO. 
    Podemos decir que hasta no hace mucho mi práctica ha sido fundamentalmente tradicional si bien  de manera regular he procurado introducir actividades relacionadas con el aprendizaje cooperativo y aprendizaje por proyectos. 
     La realidad es que hace ya bastante tiempo que siento la necesidad de realizar un cambio profundo en mi metodología y ese es, claro está, un motivo más por el que estoy realizando este curso.
     Centrándonos en el aprendizaje cooperativo, he tenido ya varias experiencias en las que hoy soy consciente de haber cometido bastantes errores. Supongo que, a pesar de no ser lo más deseable, se trata de algo normal en cualquier proceso de cambio. Al fin y al cabo, el sistema de selección del profesorado y la estructura de las carreras universitarias con salida profesional docente no han estado hasta ahora lo suficientemente dotadas de contenidos pedagógicos, por lo que la mayoría de los que nos dedicamos a esto somos casi autodidactas.
   A modo de ejemplo contaré que, en la manera de organizar los grupos, he usado diferentes estrategias y tenido diferentes resultados :Es sabido que conviene que la distribución de los grupos sea heterogénea en cuanto a sexo, niveles de rendimiento, etc (tal y como menciona el punto 5 del cuestionario). 
    En el primer proyecto que desarrollé con mis alumnos de 2º de ESO, "Our Katering" , decidí agrupar yo a los alumnos, teniendo en cuenta todas esas variables. Al tratarse de un grupo que arrastra muchos problemas de convivencia desde la infancia, la decisión resultó no ser la más apropiada: algunos grupos estaban compuestos por alumnos cuyas relaciones interpersonales no eran nada buenas, lo que trajo muchos problemas. Además, cometí el error de no asignar ningún rol a los miembros del grupo, por lo que unos trabajaron mucho, y otros nada. 
    La observación directa y la autoevaluación final de los alumnos, junto con la evaluación del grupo,  me permitieron poder valorar el trabajo de los alumnos, pero en el segundo pequeño proyecto que inicié, esta vez en 3º de ESO, decidí darles libertad para elegir a sus compañeros de trabajo. La verdad es que el resultado fue mejor (aunque el sentido común dice que siempre es mejor buscar un cierto equilibrio entre sus componentes). En definitiva, de los errores se aprende y, en ello estamos. 
   En cuanto a los factores que potencian el aprendizaje cooperativo en el aula son, en mi caso,  la propia naturaleza de mi materia. El planteamiento de cuestiones al alumnado da lugar a la discusión en parejas y en grupos, elaboración de estrategias de solución en grupo. 
    Además, doy clases en la sección bilingüe, por lo que también son frecuentes los trabajos grupales y las exposiciones orales. Resulta totalmente necesario fomentar el trabajo cooperativo en el aula por los valores de socialización e integración que promueve. Además, el trabajo de cada individuo se complementa con el del otro, se desarrollan  el sentido de la responsabilidad, las estrategias de resolución de problemas, la motivación, la autonomía...etc.
    Algunas dificultades que aparecen a la hora de trabajar de este modo son, como ya he mencionado antes, las diferencias de personalidad y estilos de aprendizaje del alumnado, así como el tiempo que requiere la organización del trabajo grupal del alumnado. 



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